El actual monarca ha pasado más tiempo formándose académicamente y practicando deportes (vela, esquí o squash), o interesándose en la astronomía, una de sus pasiones, que adiestrándose en las mezclas de colores y estampados. Hace muchos siglos que el vestuario de la realeza es una cuestión de Estado y lo que se manifiesta en cada representación ha de ser medido al milímetro.