Un tipo de 22 años que no tiene cuenta en Facebook, Twitter o Instagram, lleva un teléfono móvil viejo, hasta hace nada tenía un Opel Corsa de segunda mano que le compró a una señora, estudia Administración y Dirección de Empresas, es un apasionado de la economía y -por todo lo anterior, decíamos- recuerda más a un tipo de la calle que hubiera ganado un concurso para jugar en el Atleti que a una estrella futbolística.