No era una marca al agua, como en tantas otras camisetas de fútbol, sino que directamente estaba impresa en una tonalidad oscura sobre fondo verde. Balón a la frontal que recoge Parejo y dispara duro sobre la portería rival. Los mexicanos estaban encantados con el diseño de la camiseta y todavía hoy se recuerda como uno de los mejores uniformes que haya llevado nunca su selección.