Otra de las grandes tardes de gloria de Marcos llegó en un derbi liguero jugado en el Camp Nou (5-2) el 22 de abril de 1984. Sin ser un goleador, ese día batió a Tommy N’Kono en cuatro ocasiones y al final del partido lanzó la camiseta a los incondicionales del Gol Sur, que nunca, ni en sus peores momentos, dejaron de animarlo.